Tuvieron que recostarse
los dos juntos. Uno al lado del otro en aquel pequeño camastro; es
lo único que había en aquella modesta habitación.
Ni él iba a consentir que se quedara ella acomodada en el suelo, ni ella iba a tolerarle que fuera caballeroso hasta el punto de coger una pulmonía recostándose en un rincón en aquella fría madrugada.
Ni él iba a consentir que se quedara ella acomodada en el suelo, ni ella iba a tolerarle que fuera caballeroso hasta el punto de coger una pulmonía recostándose en un rincón en aquella fría madrugada.
Le hizo tumbarse a su
lado, sin mediar palabra, sin darle opción a nada que no fuera eso.
A él le empezaron a
temblar hasta las pestañas y a ella... a ella le galopaba el
corazón.
Y de repente se miraron a
los ojos, recostados como estaban uno frente al otro. Hablaron,
hablaron mucho durante toda la madrugada, como si no lo hubieran
hecho nunca, como si nunca se les acabaran los temas de conversación.
Porque realmente sentían
– aunque ninguno de los dos tuviera conciencia de que sus
pensamientos y sentimientos iban a la par-, que tenían mil cosas de
las que hablar y que junto al otro, el tiempo se detenía para
brindarles la oportunidad de conversar.
La muchacha finalmente cayó completamente rendida ante sus ojos, la vio como poco a poco su voz sonaba mucho más lejana, mucho más pesada, al igual que su respiración y los párpados de sus ojos luchaban con uñas y dientes ante una batalla improvisada con Morfeo...que claramente, fue el que se alzó vencedor.
La muchacha que cada vez
que le cogía o rozaba la mano por accidente y descargaba sin ella
saberlo con esa acción, impulsos electrizantes por todo su cuerpo;
se durmió.
Su sueño sin embargo, de
repente, desapareció.
La contemplaba
maravillado, como quien mira la más bella obra de arte y distingue
en ella claramente la perfección.
Y aunque ni siquiera se había dado cuenta, estaba sonriendo, sonriendo de esa manera extraña en la que sólo lo hacía si ella se encontraba cerca.
Y aunque ni siquiera se había dado cuenta, estaba sonriendo, sonriendo de esa manera extraña en la que sólo lo hacía si ella se encontraba cerca.
La vio temblar a su lado, como un pequeño perrito abandonado a su suerte en un claro del bosque en pleno invierno.
La sintió tiritar de
frío.
En un acto reflejo y sin
pensarlo; la cobijó entre sus brazos, de la única manera en la que
puede hacerlo un ser enamorado.
Tenía claro desde hace mucho tiempo que le vendería su alma al diablo, por tal de que el mundo la siguiera contemplando, y las flores tuvieran envidia de cada uno de sus pasos.
Tenía claro desde hace mucho tiempo que le vendería su alma al diablo, por tal de que el mundo la siguiera contemplando, y las flores tuvieran envidia de cada uno de sus pasos.
La oyó suspirar en sueños y al mirarla en la penumbra comprobó; que hasta su respirar era bello.
-¿Oh Diablo? - se preguntó en silencio el muchacho-, ¿Cómo venderte mí alma? Si enteramente la tiene ella secuestrada entre sus manos. Mi alma no podría pertenecer a otra criatura que no fuera mi chiquilla de pómulos sonrosados.
No pudo evitar sonreírle,
aunque sus ojos estuvieran vencidos por el sueño; cerrados.
Y entonces lo supo:
A pesar de su miedo, la amaba con locura.
Muy hondo y al fondo de su pecho oía palpitar su corazón como si fuera música. Sabía a ciencia cierta que la canción que entonaba su músculo vital, la tenía a ella como musa de la letra.
Y entonces lo supo:
A pesar de su miedo, la amaba con locura.
Muy hondo y al fondo de su pecho oía palpitar su corazón como si fuera música. Sabía a ciencia cierta que la canción que entonaba su músculo vital, la tenía a ella como musa de la letra.
Sencillamente porque sólo
cuando estaba con ella...cantaba y revivía.
Suspiró.
Dejó de batallar consigo
mismo y sus miedos y se rindió.
La arrulló y la acunó
mas entre sus brazos; protegiéndola contra su pecho, por un momento
sintió celos de aquella ráfaga de viento que la había tocado,
justo antes de entrar en aquella posada.
Ella entreabrió dulcemente los ojos para mirarlo.
Él se olvidó de la ráfaga, del miedo y del diablo.
En aquel instante lo acabó de comprender y se cercioró que aun muriéndose de pánico, esa era la primera imagen que quería tener al comenzar un día cualquiera...Porque aún teniendo miedo al daño, más terror le daba levantarse un día y no poder volver a abrazarla.
Besos para quien los quiera
=^.^=
3 Susurros Lunáticos:
Me encaaaaaaantas!!!
Besicos y happy week!!!
Qué bonito, tierno, romántico, sincero... y se me había pasado esta entrada, menos mal que he vuelto a meterme por aquí sin siquiera saber por qué. Qué hermoso es cuando miras dormir a una persona, a tu lado, y sientes esos deseos de protegerle, de amarle, de que no le roce ni el aire... eres genial, eres la caña.
Feliz week end, gatita de ojos ámbar.
=^.^=
*Enlasnubes; ¡¡Es que me miras con muy buenos ojos!! Aunque me encanta, encantarte xD
*Se pone roja*
Un Besote Enorme.
Gracias por seguir pasando por mi casita.
* Jana la de la niebla; ¿Cosas que sólo a ti y a mi nos pasan? XD Te prometo que estoy por hacer una sección en el blog sobre esto...daría para muuucho de qué hablar ¿o no? XDDD
Me alegro que por lo menos aunque se te haya pasado (que siempre dicen que más vale nunca que tarde, ¿verdad mi niña?), te haya gustado tanto.
Y qué razón tienes... como te sientes protectora total de esa persona y dices...¡Viento...Vete! No le toques que le despiertas...¡No le molestes, que te muerdo! XDDDD
Ains.
Gracias por pasarte mi gatita preciosa, gracias por leerme, escribirme...y mil millones de cosas más que sabes cuáles son perfectamente...Mi Pequeña-Gran Amarilla
¡MUUUUUUUUACKS!
=^.^=
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