Orhis no cabía en sí de gozo, le había llovido del cielo (casi literalmente; puesto que se lo había encontrado un amigo de Sirthe en uno de los tejados próximos a su casa cuando se había subido con su padre para ayudarle a reparar las tejas), unas tablas (tres concretamente) que al parecer podrían ser sumerias por el material en el que estaba hecho y por la consistencia y forma, arcilla concretamente.
Ahora mismo se encontraba entre restos de papel que absorbía diferentes sustancias y compuestos como agua regía que la hacía caer gracias a un cuenta gotas que había echado en diversos huecos para limpiar la tabla con sumo cuidado sin proferirle daño alguno y poder leer el resto de su inscripción... ojalá le hubiera pillado más joven pensaba con 20 años y una ''llamadita'' a sus ancestros para que le ayudaran en su poder de conocimiento le hubiera bastado... pero había aprendido a no utilizar eso salvo y expresamente cuando la situación era tan grave que no se podía recurrir a otra opción para resolver el problema.
Con sumo cuidado mientras mantenía una de las tablillas en un soporte y manteniéndola fijada con unas enormes tenazas se dedicaba a quitar otros restos innecesarios con un pincel.
Se giró un momento en la silla pues había escuchado algo extraño que había llamado su atención... Sarchk; ¿qué estaba haciendo acurrucado en una de las esquinas más apartadas de la celda?. Se fue acercando lentamente y le llamó por su nombre para conseguir así que se volviera... prefería no haberlo hecho, cuando le miró su boca estaba llena de un reguero de sangre, que se acabó por relamer mientras el resto de una rata yacía inerte en el suelo. Llamaron a la puerta por lo que rápidamente cubrió las tablas y guardó las otras dos para no dejarla a la vista ya que a aquellas horas de la mañana no esperaba visita alguna y después anduvo a paso ligero hacia la puerta para abrirla antes de que quien llamaba se dejara los nudillos en la madera o tirara la puerta abajo.
Orhis miró de arriba abajo a un hombre de casi un metro 80, como él mismo, con el pelo canoso que se dejaba entrever por el borde del sombrero que llevaba y los ojos verdes, no tenía pinta sospechosa, de hecho si alguien tenía que parecer sospechoso observando a los dos desde otra perspectiva sería él con la túnica amarronada que no se había quitado siquiera a causa del frío a pesar de ser una mañana soleada, parecía que la luz solar no calentaba lo suficiente...
– Hola – dijo el visitante quitándose su sombrero azul marino que hacia juego con una camisa a cuadros que tenía una tonalidad similar – ¿se encuentra retenido aquí Sarchk?.
– ¿Cómo dice? - Orhis, se quedó tan extrañado ante aquella pregunta por alguien que no pertenecía al cuartel o que por lo menos el no conocía, que incluso evitó mirar por encima de su espalda, en dirección a la celda.
– Tengo orden de llevármelo, ha pasado el límite de tiempo de encarcelamiento además el no ha podido hacer nada aquí dentro y tengo entendido que otro crimen más se ha cometido.
– Esta bien – el alquimista asintió y se apartó para no impedirle la entrada, además llevaba razón él mismo había olvidado el tiempo que había transcurrido allí Sarchk y a Sirthe cada vez le costaba más pasar por delante de la celda.
Por lo que Orhis comenzó a abrir la celda, en el fondo sabía que prefería acabar mordido por la vampira que por aquel ser... se sorprendió así mismo teniendo la misma reacción ante la especie de marioneta de un no-muerto, que la que había observado que Dawa mantenía hacia él...salvo que ésta parecía tenerle más odio que asco.
– ¿Quién eres? - le preguntó al visitante mientras pensaba que si fuera un poco más alto le costaría verle los ojos con aquel sombrero que tenía un borde tan ancho además a pesar de estar retirado prudentemente de él, era algo agobiante pues desprendía un calor inusual para la temperatura reinante tanto fuera como dentro.
– Lo siento, pero no tengo orden de dar dato personal alguno.
Orhis no estaba totalmente de acuerdo, pero asintió y tras darle las buenas tardes, se volvió a quedar sólo en aquel taller, y se sentó en el suelo apoyando la espalda en los barrotes, dejando justo detrás de su coronilla al cuerpo del roedor inerte y ensangrentado... las cosas se estaban poniendo cada vez peor.
Un licántropo pensó para sí aliado con Sarchk que no era más que un sirviente de un monstruo que para sobrevivir eternamente bebía sangre... Pensó en Dawa, ella aunque era cierto que con determinadas personas llegaba a ser hostil y bastante dura e incluso insensible, pero no con él. Nunca, y hacia bastante tiempo que no la veía, quizás sólo le atraía, siempre le habían atraído tanto los seres de la noche como la alquimia, de uno logró saberlo todo y se obsesionó hasta tal punto de casi caer en fuerzas oscuras... Ahora creía saber por qué Dawa no hacía lo mismo, al igual que él, también se cansó de perseguir una meta por el camino equivocado y cambiaron, cambiaron su rumbo. Se interrogó así mismo tras recordar su primera reacción al saber que lo que intentaban darle como alimento era sangre humana, el cómo podía la poca humanidad que le quedaba dentro de su ser...rechazar algo que al mismo tiempo le daba su propia vida, la hacía más fuerte incluso que la sangre que ingería de animales. Ahora lo comprendía, ella no quería ser una más en ese mundo, no estaba porque quisiera, sólo había aprendido aceptarse así misma para poder convivir con ello el resto de la eternidad, ella sólo buscaba paz para saber por qué ella y qué había sido de su familia, ya que como bien sabía de buena tinta no lo recordaba y si aún estaba en la ciudad, es que no lo había logrado descubrir todavía.
-¿ Se acordará de mí?- se preguntó en voz baja.
Entrevista a la Autora Lucila Varise
Hace 1 día
6 Susurros Lunáticos:
¿se acuerda?
grandioso!
Una pena que no siga tus historias Dawa porque te pillé tarde y entre unas cosas y otras...A ver si algún día me pongo al día, que tiene pinta de estar muy bien!
Espero que esté yendo todo muy bien.
Un beso grande! =)
Me tengo que leer todo seguido porque como MDoc me pierdo, pero me encanta como escribes!
Te invito a mi nube porque se que te gustará como me han decorado la entrada de casa jajaja
Ains, yo también tengo que leermelo todo de seguido porque ando un poco perdida y me gusta mucho este relato. Un beso pequeña gótica.
Me ha encantado esta parte de tu historia,me tengo que ir leyendo el resto para entenderla mejor.
Siento que no comente en cada entrada,ando escasa de tiempo.Pero las leo todas y la otra entrada de la mujer ante el espejo me llegó mucho,y es que entre todos podemos poner fin al maltrato y hacer que nadie más vuelva a sentirse así. Un abrazo!
Ains de verdad siento mucho que os perdáis tanto, también es cierto que escribo mucho entre medias peroooo...No me seais tan tiquismiquis que tenéis todos los enlaces ahí arriba jodios xDDDDDDDDDDDDDDD
Ahora en serio, por el momento lo siento pero poco más puedo hacer.
¡Besos a todos y gracias por comentar!.
Sólo una pequeña cosita; Víbora, no pasa nada por no comentar siempre niña, se sabe que el tiempo a veces no es tan bueno con nosotros y corre demasiado en nuestra contra.
Lo que importa es las veces que me tienes en cuenta, no busco seguidores así porque sí...Sólo hago lo que me gusta "escribir".
Así que gracias de verdad por estar aquí las veces que puedes, igual que el resto.
Como bien dices referente a la entrada anterior, juntos hacemos mucho, más de lo que creemos.
Publicar un comentario