Este texto lo comencé a escribir cuando estaba de exámenes, que por alguna extraña razón me da por hacer de todo, menos por lo que tengo que hacer realmente, pero a veces sientes la imperiosa necesidad de desconectar, de meterte en otro mundo y a falta de no poder leer otra cosa que no derivara del trabajo social... me acogía a mi otro hobbie... la escritura, aunque nunca no se me de bien puesto que las musas, esas pequeñas ninfas en las que creían los griegos... son sabías (y la naturaleza también). Como quiere que fuere, una vez más relajada después de ésta época en la que notas de exámenes y diversos trabajos nos tenían (tiene aún a algún que otro pobre) eclipsados...Lo he terminado. Advierto... abstracto como él sólo.
Se sentía muy pequeña, cada vez más pequeña, no sabía si estaba encogiendo o es que todo a su lado se le había hecho demasiado grande, como si no tuviera la posibilidad de alcanzar nunca su altura, como si el mundo cada vez aumentara más su tamaño y con él lo hicieran las pequeñas y efímeras cosas que antes le parecían tan insignificantes.
Y allí estaba ahora ella, sin saber qué hacía en aquel lugar que ni siquiera conocía y para colmo luchando en una gran tela de araña... con el repelús que esos bichos le daban pensaba- si ahora apareciera una y me comiera como aperitivo tampoco se enteraría nadie... ¿total a quién iba importarle una chica tan extraña?-. Sin embargo, era muy probable que gritara con toda la fuerza de sus pulmones y capacidad que le otorgara el diafragma hasta su completa extenuación si veía a aquel insecto aproximarse, por muy poco que fuera hacia ella.
Era el instinto de supervivencia, ese que se activa quieras o no quieras en tu organismo cuando prevee algún atentado contra la integridad física o moral de su dueño.
Y su cabeza no paraba de pensar a todo gas, quizás el sistema inmunológico tratando de sobrevivir a las toxinas le impedía dormirse de esa manera; pensando.
Pensando cada vez en más y más cosas que quizás a la gente común les podía parecer ilógicas y mucho menos en la situación en la que se encontraba, puesto que no habían probado la sensación que ella sentía dialogando consigo misma:
A veces quiero gritar... porque me ahogo, me ahogo, me asfixio y ya no puedo respirar mejor de lo que mis pulmones me permiten llenos de ansiedad, no pudiendo siquiera controlar el ritmo al que entraba y salía oxígeno y dióxido de carbono respectivamente, como lo hacen el resto de los mortales.
¿Para qué gritar en un desierto?... encima vacío en el que ni siquiera se ve a lo lejos levemente un oasis con aguas cristalinas.
Miró instintivamente a sus piernas, ya que atrapadas por filos hilos que comenzaban a adormecer sus tobillos y la planta de los pies notaba pequeño pinchacitos, como si finos cristales se le clavaran.
Miró hacia el techo en un intento de no observar aquella imagen, no quería seguir viendo sus extremidades, a las cuales poco a poco se les iba cortando la circulación sin dejar el fluir de la sangre a nivel y paso normal- volvió a su pensamiento; cristales... simulando arena fina que cortan y resquebrajan pero nada duele más que las heridas del alma... así que soportaré cualquier herida física producida. Hay peores dolores y peores cicatrices más difíciles de curar. Hizo un último intento... un último más recordando el cuento del pequeño elefante de Jorge Bucay que un día creció y dejó de intentar escapar de una estaca tan minúscula, ridícula e inanimada a su lado que daba a veces risa siquiera mirar... y con este pensamiento…se soltó. Soltó una de sus manos de aquella sustancia gelatinosa que contenía la tela y la consiguió poner a la altura de su pecho agarrándose con fuerza la camiseta, como si así su pecho doliera menos.
Empezó a llorar por pura impotencia quizás de no saber si quiera qué es lo que pasaba, cada vez estaba más en penumbras, a oscuras en una habitación cuadriculada en la que no había más vida que la suya que estaba a punto de ser consumida aunque no viera al insecto que tanto la atemorizaba;
-Yo también me hundo un poquito, un poquito más... y por mucho que grite, nadie me oye ni me oirá... estoy acostumbrada a gritar tan bajo, tan bajo que ni siquiera mi sombra es capaz de enterarse de que algo me está pasando.
Hay algo peor en este mundo que ser a veces esclavos de tus palabras, no soltar ninguna y por el contrario, ser esclavo de tus propios silencios, miedos y angustias, no dar rienda suelta a tu boca... pero estar en continuo fluir dentro de tu cabeza que no para a veces esa es la mayor arma de destrucción masiva a nivel individual.
Miró la ventana que se escondía detrás de las pequeñas cortinas, ahora que lo pensaba aquel habitáculo le recordaba tanto a su habitación, su pequeño mundo en el que ella se refugiaba cual ermitaño huye del resto de la humanidad tan egoísta, tan ensimismada en sí misma como para prestarle atención a aquellos sucesos o acontecimientos nefastos que pudieran ocurrirle a sus propios semejantes. Quiso volar... de pronto, quiso ser pájaro prometiendo no confundir libertad con libertinaje...
Pensó de nuevo en su nueva acompañante que pronto iría en su búsqueda, con esa elegante túnica negra digna de cualquier alquimista de la Edad Media, una guadaña afilada, unas cuencas vacías que le devolvían la mirada, pero sin ni siquiera verla. A veces se había sentido así ante la gente... un mero fantasma que atraviesan con los ojos fijos en su tórax puesto que nadie es capaz de verla ni percibirla... transparente, tan transparente como el agua.
Quiso preguntarle... si a veces no se sentía enfadada porque gente sin conciencia y atolondrada jugaran con la lista que ella ya tenía sentenciada, con la hora, día y fecha adecuada para decidir que el destino de una persona en este universo había llegado a su fin. Gente que sin sentido, mataba por matar olvidándose de que nadie es juez ni Dios para dictaminar que una persona debe morir.
Ahora pensó que quizás no debería a ver sido tan callada, debería haberse abierto más al mundo que la rodeaba, pensó que si tuviera una nueva oportunidad, sería diferente, sin cambiar sus principios, sin cambiar sus valores, sin cambiar sus objetivos, tan solamente calmando y callando a su maldita timidez e inseguridad que día tras día la iba persiguiendo, haciéndola un poco más solitaria, aunque también es verdad que el resto del mundo que la rodeaba la veía como a un bicho raro y ella no veía tan interesante a este tipo de personas que se regían por un patrón bastante simple y similar.
De pronto se enfadó consigo misma... ¡¡Pero qué estoy diciendo!!, ¡¡Yo también tengo derecho a enfadarme!!También tengo miedos... y por muy dura, fría o cualquier otro sinónimo que pueda derivar de esos dos conceptos sea... también tengo mis anhelos, mis ilusiones, aunque algunas de ellas se encarguen algunas personas de volatilizarlas...como pequeños castillos en el aire... mis sentimientos...aunque sea un libro cerrado a la hora de hablar de éstos, aunque a veces a nadie puede llegar a interesarle todo esto.
Todos tenemos derecho a que nos quieran... y quizás en el peor de todos los momentos, en el que peor te comportas, en el que más rebelde eres...quizás, y sólo quizás ese es el momento en el que más lo estás pidiendo a gritos... gritos que por supuesto nadie oye...como ahora.
Se sorprendió así misma gritando, intentando cerrar unos puños que ya no respondían a sus órdenes cerebrales. Maldijo cuando vio acercarse a su devoradora, ahora sí, ya la había visto, había hecho su aparición, y quiso quitarse el brazo que anteriormente se había puesto sobre el pecho...pero ya no podía una fina y extensa capa de telaraña la cubría casi por completo, hizo el amargo intento de rendirse, de ser el pequeño festín de aquel arácnido y levemente cerró los ojos para luego abrirlos de nuevo, y vio como la araña se comenzaba a deleitar con sus olores, cada vez más cerca y medio subiéndose por sus piernas... y no lo pudo resistir más, su corazón al borde de la taquicardia, y el cerebro haciendo vagos intentos porque cada uno de sus músculos se movieran... al final dieron resultados.
Grito una vez más, y de pronto vio de nuevo las paredes y la ventana con su cortina y se encontraba sentada en la cama mirando a la pared que tenía en frente, sudando, con los puños cerrados completamente alrededor de las sábanas cogiéndolas en un puñado, le dolían las mandíbulas de estar apretando los dientes y seguramente gritando en sueños además de apenas sentir circulación en los dedos. Dejó calmarse su corazón, dejó que se apaciguara su ansiedad y adrenalina, echó los pies abajo de la cama y buscó el frío suelo, tragando saliva supo que se había despertado de su pesadilla nocturna.
Y ahora lo entendió...la muerte no es el peor de los castigos que se le pueden dar a una persona hay peores cosas por las que se les pueden hacer pasar...
Se sentía muy pequeña, cada vez más pequeña, no sabía si estaba encogiendo o es que todo a su lado se le había hecho demasiado grande, como si no tuviera la posibilidad de alcanzar nunca su altura, como si el mundo cada vez aumentara más su tamaño y con él lo hicieran las pequeñas y efímeras cosas que antes le parecían tan insignificantes.
Y allí estaba ahora ella, sin saber qué hacía en aquel lugar que ni siquiera conocía y para colmo luchando en una gran tela de araña... con el repelús que esos bichos le daban pensaba- si ahora apareciera una y me comiera como aperitivo tampoco se enteraría nadie... ¿total a quién iba importarle una chica tan extraña?-. Sin embargo, era muy probable que gritara con toda la fuerza de sus pulmones y capacidad que le otorgara el diafragma hasta su completa extenuación si veía a aquel insecto aproximarse, por muy poco que fuera hacia ella.
Era el instinto de supervivencia, ese que se activa quieras o no quieras en tu organismo cuando prevee algún atentado contra la integridad física o moral de su dueño.
Y su cabeza no paraba de pensar a todo gas, quizás el sistema inmunológico tratando de sobrevivir a las toxinas le impedía dormirse de esa manera; pensando.
Pensando cada vez en más y más cosas que quizás a la gente común les podía parecer ilógicas y mucho menos en la situación en la que se encontraba, puesto que no habían probado la sensación que ella sentía dialogando consigo misma:
A veces quiero gritar... porque me ahogo, me ahogo, me asfixio y ya no puedo respirar mejor de lo que mis pulmones me permiten llenos de ansiedad, no pudiendo siquiera controlar el ritmo al que entraba y salía oxígeno y dióxido de carbono respectivamente, como lo hacen el resto de los mortales.
¿Para qué gritar en un desierto?... encima vacío en el que ni siquiera se ve a lo lejos levemente un oasis con aguas cristalinas.
Miró instintivamente a sus piernas, ya que atrapadas por filos hilos que comenzaban a adormecer sus tobillos y la planta de los pies notaba pequeño pinchacitos, como si finos cristales se le clavaran.
Miró hacia el techo en un intento de no observar aquella imagen, no quería seguir viendo sus extremidades, a las cuales poco a poco se les iba cortando la circulación sin dejar el fluir de la sangre a nivel y paso normal- volvió a su pensamiento; cristales... simulando arena fina que cortan y resquebrajan pero nada duele más que las heridas del alma... así que soportaré cualquier herida física producida. Hay peores dolores y peores cicatrices más difíciles de curar. Hizo un último intento... un último más recordando el cuento del pequeño elefante de Jorge Bucay que un día creció y dejó de intentar escapar de una estaca tan minúscula, ridícula e inanimada a su lado que daba a veces risa siquiera mirar... y con este pensamiento…se soltó. Soltó una de sus manos de aquella sustancia gelatinosa que contenía la tela y la consiguió poner a la altura de su pecho agarrándose con fuerza la camiseta, como si así su pecho doliera menos.
Empezó a llorar por pura impotencia quizás de no saber si quiera qué es lo que pasaba, cada vez estaba más en penumbras, a oscuras en una habitación cuadriculada en la que no había más vida que la suya que estaba a punto de ser consumida aunque no viera al insecto que tanto la atemorizaba;
-Yo también me hundo un poquito, un poquito más... y por mucho que grite, nadie me oye ni me oirá... estoy acostumbrada a gritar tan bajo, tan bajo que ni siquiera mi sombra es capaz de enterarse de que algo me está pasando.
Hay algo peor en este mundo que ser a veces esclavos de tus palabras, no soltar ninguna y por el contrario, ser esclavo de tus propios silencios, miedos y angustias, no dar rienda suelta a tu boca... pero estar en continuo fluir dentro de tu cabeza que no para a veces esa es la mayor arma de destrucción masiva a nivel individual.
Miró la ventana que se escondía detrás de las pequeñas cortinas, ahora que lo pensaba aquel habitáculo le recordaba tanto a su habitación, su pequeño mundo en el que ella se refugiaba cual ermitaño huye del resto de la humanidad tan egoísta, tan ensimismada en sí misma como para prestarle atención a aquellos sucesos o acontecimientos nefastos que pudieran ocurrirle a sus propios semejantes. Quiso volar... de pronto, quiso ser pájaro prometiendo no confundir libertad con libertinaje...
Pensó de nuevo en su nueva acompañante que pronto iría en su búsqueda, con esa elegante túnica negra digna de cualquier alquimista de la Edad Media, una guadaña afilada, unas cuencas vacías que le devolvían la mirada, pero sin ni siquiera verla. A veces se había sentido así ante la gente... un mero fantasma que atraviesan con los ojos fijos en su tórax puesto que nadie es capaz de verla ni percibirla... transparente, tan transparente como el agua.
Quiso preguntarle... si a veces no se sentía enfadada porque gente sin conciencia y atolondrada jugaran con la lista que ella ya tenía sentenciada, con la hora, día y fecha adecuada para decidir que el destino de una persona en este universo había llegado a su fin. Gente que sin sentido, mataba por matar olvidándose de que nadie es juez ni Dios para dictaminar que una persona debe morir.
Ahora pensó que quizás no debería a ver sido tan callada, debería haberse abierto más al mundo que la rodeaba, pensó que si tuviera una nueva oportunidad, sería diferente, sin cambiar sus principios, sin cambiar sus valores, sin cambiar sus objetivos, tan solamente calmando y callando a su maldita timidez e inseguridad que día tras día la iba persiguiendo, haciéndola un poco más solitaria, aunque también es verdad que el resto del mundo que la rodeaba la veía como a un bicho raro y ella no veía tan interesante a este tipo de personas que se regían por un patrón bastante simple y similar.
De pronto se enfadó consigo misma... ¡¡Pero qué estoy diciendo!!, ¡¡Yo también tengo derecho a enfadarme!!También tengo miedos... y por muy dura, fría o cualquier otro sinónimo que pueda derivar de esos dos conceptos sea... también tengo mis anhelos, mis ilusiones, aunque algunas de ellas se encarguen algunas personas de volatilizarlas...como pequeños castillos en el aire... mis sentimientos...aunque sea un libro cerrado a la hora de hablar de éstos, aunque a veces a nadie puede llegar a interesarle todo esto.
Todos tenemos derecho a que nos quieran... y quizás en el peor de todos los momentos, en el que peor te comportas, en el que más rebelde eres...quizás, y sólo quizás ese es el momento en el que más lo estás pidiendo a gritos... gritos que por supuesto nadie oye...como ahora.
Se sorprendió así misma gritando, intentando cerrar unos puños que ya no respondían a sus órdenes cerebrales. Maldijo cuando vio acercarse a su devoradora, ahora sí, ya la había visto, había hecho su aparición, y quiso quitarse el brazo que anteriormente se había puesto sobre el pecho...pero ya no podía una fina y extensa capa de telaraña la cubría casi por completo, hizo el amargo intento de rendirse, de ser el pequeño festín de aquel arácnido y levemente cerró los ojos para luego abrirlos de nuevo, y vio como la araña se comenzaba a deleitar con sus olores, cada vez más cerca y medio subiéndose por sus piernas... y no lo pudo resistir más, su corazón al borde de la taquicardia, y el cerebro haciendo vagos intentos porque cada uno de sus músculos se movieran... al final dieron resultados.
Grito una vez más, y de pronto vio de nuevo las paredes y la ventana con su cortina y se encontraba sentada en la cama mirando a la pared que tenía en frente, sudando, con los puños cerrados completamente alrededor de las sábanas cogiéndolas en un puñado, le dolían las mandíbulas de estar apretando los dientes y seguramente gritando en sueños además de apenas sentir circulación en los dedos. Dejó calmarse su corazón, dejó que se apaciguara su ansiedad y adrenalina, echó los pies abajo de la cama y buscó el frío suelo, tragando saliva supo que se había despertado de su pesadilla nocturna.
Y ahora lo entendió...la muerte no es el peor de los castigos que se le pueden dar a una persona hay peores cosas por las que se les pueden hacer pasar...
9 Susurros Lunáticos:
Joder, Dawa (perdona la palabra) a medida que lo iba leyendo me iban viniendo cosas a la mente; está más que bien, me he sentido identificada, me ha encantado lo de "ser esclavo de tus propios silencios", me ha seguido inspirando comentarios cada párrafo. También he recordado una frase que leí hace poco en el blog "Frases y Sentimientos": "ámame cuando menos lo merezca porque es cuando más lo necesito", y después pues ya sigo un poco flipada. Está genial. Caramba con las musas en época de exámenes...
Besitos.
¡Ay, que nunca me acuerdo! Por favor, ¿qué quiere decir xD? Yo creo que es "por Dios", pero a lo mejor es otra cosa. ¿Me lo puedes aclarar? Mañana me paso, si tienes tiempo me lo contestas, ¿vale? Besitos y buenas noches.
Wow me ha encantado la entrada! En serio,las escenas se iban recreando en mi mente...
Respecto al último párrafo, entonces las cosas peores que la muerte que nos pueden pasar es darnos cuenta de quién somos en realidad,no?
El primer párrafo me recordó a Alicia en el País de las Maravillas xD
Yo cuando tengo exámenes también me entran ganas de escribir, pero no hago milagros como has hecho tú :) Un abrazo^^
Realmente quizás haya cosas peores que la muerte pero realmente todas tienen solución menos esta última.
Un sueño que significa verse pequeña, acorralada y luchando. Te diré una frase:
Somos aquello que queremos ser y los arquitectos de nuestro destino.
No sé si es un relato porque sí o una pesadilla tuya. Sea como sea, todos somos grandes a nuestra manera.
Cuando menos tiempo hay más inspiración viene.
A mi me pasa durmiendo.
Miedo compartido pues.
Un beso
*Jana de la niebla; No es necesario pedir perdón por ciertas cosillas, aquí brilla la democracia xD.
Muchas gracias por tus halagos, yo tampoco es que haga milagros simplemente suelto aquello que sale de mi cabeza con más o menos sentido, se le puede llamar inspiración supongo.
Lo que me gusta es que cada cual en realidad podéis darle un significado diferente a cada una de las cosas que se escriban. Así que al menos me alegra haberte podido transmitir algo a ti y espero que al menos, sea bueno.
En cuanto a la pregunta te respondí a ella en tu blog.
Un Besito niña.
*Víbora; Eso tienes que decidirlo tú, para cada uno siempre hay algo peor, como bien dice condesa y la apoyo porque tiene toda la razón es cierto que se nos puede hacer pasar por miles de cosas peores que morirse, la única diferencia que puede existir es que la muerte no tiene vuelta atrás, en cambio lo otro por muy ''chungo'' que pueda llegar a sonar tu eliges en los momentos de tu vida y bajo determinadas circunstancias si estar jodidos o no, te pase lo que te quiera pasar.
Si ese es el significado que le ha sacado tú , quédate con ese de verdad, aquí no hay opiniones más certeras que toras, sino aquello que nos pueda parecer, será.
Un Besillo.
*Condesa Bathory; Como he dicho anteriormente refiriendome a lo que tú habías comentado, cierto, totalmente.
Sabes que soy de frases también y esa me ha gustado mucho, la has dicho tú o es de algún autor en concreto, lo digo por si no te importa ponermelo. Es un poco lo que comentaba yo antes, elegimos hasta el como estar animicamente hablando dependiendo de aquello que nos ocurra. A veces es cierto que por mucho que queramos no podemos evitarlo... pero también deberíamos aprender hacerlo.
En cuanto a si es un sueño no...Ultimamente me he sentido un poco así, minúscula en comparación al resto del mundo, insignificante y transparente. De ahí salió ese texto, sólo que yo ''lo he adornado'' como mi imaginación me ha permitido.
Un Besote Pequeña *-*
*Imilce; También me ha pasado eso a mi , el estar acostada y venirseme cosas a la cabeza, más de una vez he dicho que debería de coger papel y boli y ponerlo cerquita para cuando eso ocurra, pero me da a mi que es más por pereza que otra cosa el no llegar a plasmarlo todo xD, y sobre todo cuando debería estar estudiando... tú mente vuela.
Me alegra eso de compartir, aunque sean miedos, dicen que entre más las penas y miedos se soportan mejor...deberá ser así quizás.
Otro Beso para ti.
La última es la única que no ese puede evitar, pero hay otros miedos... y compartidos se llevan mejor!
Buen finde!
Vaya, creo que la musa de la inspiración te ha visitado...yo tambien mas de una vez he sentido la necesidad imperiosa de coger papel y boli en el momento menos adecuado...es cierto que el momento menos adecuado se te viene a la cabeza mil historias y frases y más cuando uno está en situaciones de estress o trabajo.
Me ha gustado tu historia.
Un beso y un abrazo
* enlasnubes; Cierto, y de hecho aunque suene a tópico o incluso un poco mal... ''mal de mucho consuelo de tontos no?'' xD.
Un Abrazo, y gracias por pasar.
*Dynara; ¡Exacto!, y tú cabeza te dice que no te tienes por qué distraer que tienes mogollón de hojas ahí acumuladas esperandote... pero por otro lado a veces tampoco puedes evitarlo por mucho que quieras xD.
Me alegro que te haya gustado =P.
Un Besote.
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