¿Y yo qué?

Cansada de dar vueltas por una casa que no es la mía.

Aterida de frío por un invierno instalado en pleno verano en el fondo de mi alma y de mi corazón que hace estremecer cada rincón de mi cuerpo y cada resquicio de mi mente maltratándolo un poquito más sin saber exactamente dónde colocar la venda que sujete un poco más otro hilo deshilachado en una herida abierta a la que poco a poco se le ha ido echando sal.

Pequeña… así me siento con respecto al mundo en numerosas ocasiones como si fuera un duende enano, como si fuera tan minúscula y pequeña que nadie es capaz de verme. Nadie.
Por mucho que grite no se me oye, por mucho que agite las manos en el aire no se me ve.
A pesar de haber escuchado todos los gritos y lamentos posibles y a alguna que otras manos agitadas las haya ‘’recogido” sin importarme nada.
Muchas veces me da la sensación de que sigo siendo esa niña pequeña, en la que aún sigue sin gustarle que la vean llorar y no decirle a todo el mundo con palabras cuanto le quiere o le importa…sino con hechos.
Esa niña pequeña que aún hoy en día se tapa la boca cuando la hacen reír para que no sea visible esa mueca que ella ni cree perfecta , ni bonita, ni especial.
Y como bien me enseñaron de niña… a callar, a callar todo lo que se acababa pudriendo en mi alma, a callar mis deseos, mis sueños, mis anhelos, por no resultarle a nadie lo suficientemente buenos, ni bonitos, ni interesantes…
Y me refugiaba, me refugiaba en mis pequeños grandes libros con miles de personajes que cobraban vida en mi imaginación, solo, para mi. Y para ellos al menos me sentía importante…¿Quién sino les iba a dar vida?...seguirían durmiendo eternamente en la mente de ese autor que había fallecido hace mil años y que yo le leía, le leía por y con gusto aunque más de uno me viera como una rata de biblioteca…y me siga viendo “La Rarita”…

También pienso que todas las personas tienen derecho a querer y ser queridas.

Congelada hasta las pestañas cuando debería de sentir calor y es que no hay más miedo ni más soledad que estar rodeado de gente y que no sepan abrazarte de esa manera tan especial, de que pierdan esa milésima de segundo en darte siquiera un abrazo.

- Ahora no puedo.

- Espérate.

- Mas tarde.

- Que oportuna.

Y cada vez más te vas encerrando en tu mundo, un mundo oscuro que has construido para ti en las sombras, esas sombras que te cobijan y protegen… esas sombras que siempre están dispuestas a abrazarte con su cálido abrigo sabedor de que allí te refugias y eres bien recibida... En tu hogar.

Besos para quien los quiera... =^.^=