[...] Estaba aprendiendo a vivir de nuevo.

Y es que había aprendido a ser quién era, una persona diferente a cada ocaso.

Y no... no es porque cada dos por tres se cambiara de nombre, ni de ciudad, no.

 Ni siquiera era hipócrita.
Es más, la mentira es algo que no toleraba bajo ningún argumento...
Para ella la solidez de estos acababa cuando las excusas baratas y las mentiras " piadosas" hacían su entrada triunfal.

Es que ella con 23 inviernos lluviosos de existencia... se había terminado de aceptar.

Había comprendido tantas cosas que quería dejar de asimilar.

Había comprendido de que no... realmente no se habían roto sus alas, simplemente había olvidado momentamente cómo era eso de volar.

Había visto, oído y escuchado tantas otras que sólo trataba de olvidar todas las que eran superfluas.

Aprender... y vaciar las maletas del alma, el corazón y el pensamiento de todo aquello que ya había dejado de hacer falta... porque la lección, ya había sido tomada y el paso al andar y recorrer diferentes caminos era necesario hacerlo más liviano.

Y es por eso que ella... Había aprendido a ver la vida con cristales de diferentes colores, tamaños y formas... para poder ajustar los precisos en el momento adecuado.